miércoles, 16 de julio de 2008

A CRISTO CRUCIFICADO

No me mueve, mi Dios, para quererle,
El cielo que me tienes pretendido.
Ni me mueve el infierno tan temido
Para dejar por eso de ofenderle.

Tú me mueves, Señor; muéveme el verle
Clavado en una cruz y escarnecido;
Muéveme ver tu cuerpo tan herido;
Muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
Que aunque no hubiera cielo, yo te amara;
Y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
Pues aunque lo que espero no esperara,
Lo mismo que te quiero te quisiera.

Atribuído por unos a Teresa de Jesús
y por otros a Juan de la cruz


UN VIEJO VIOLIN

Señor, me siento como un viejo violín.
Úsame como antes lo hacías,
quiéreme,
como antes me querías,
antes de que yo...
...yo...
...te quisiese apartar de mi lado.

Haz sonar mis notas,
déjalas volar en el viento.
Libéralas tú...
...porque me he perdido...
¡he dado tantas vueltas dentro de mí
para intentar hacerlo yo solo!

El silencio me ha reñido
cada vez que he querido
soñar por mi cuenta.
Búscame Padre.
Siento frío. Estoy solo.

TODOS LOS DIAS

Todos los días debemos
alabar a nuestro Dios
y glorificar su nombre
cantándole en viva voz.

Todos los días debemos
servirle en gratitud
en el presente y futuro
Él es siempre nuestra luz.

Todos los días vivamos
publicando su alabanza
hablando del Salvador
al mundo sin esperanza.

Somos libertos en Cristo
somos comprados por Él
somos el pueblo elegido
el espiritual Israel.

Vivamos pues en paciencia
activados por la fe
siendo luz en las tinieblas
así como fue José.

Y como el apóstol Pablo
que la luz que recibió
en la cuidad de Damasco
a todos resplandeció.

A todos somos deudores
para anunciar las verdades
de Aquel que nos ha llamado
y ha quitado nuestros males.

Y ha puesto en el corazón
nueva y gozosa esperanza
quitando las inquietudes
y trayendo la bonanza.

¿Seremos pues negligentes
a lo que mando el Señor
de que le seamos testigos
de su gracia y de su amor?

TIEMPO


Tiempo, seis letras que encierran historia
Alegrías, tristeza, idas y venidas.
Tiempo, palabra que agota paciencias
Y alimenta ilusiones que tardan en llegar
Tiempo, sustancia que emana de la vida
Y que acompaña, quieras o no tus emociones.
Tiempo, sin fin de preguntas sin respuestas
Y de respuestas encontradas a preguntas antiguas.
Tiempo, ¿Tiene principio? ¿Tiene fin?
O es eternidad como Dios.
Tiempo que marca el correr de la vida
Y acelera la llegada de la muerte física.
Tiempo, tortura en los momentos malos
Y enemigo de los buenos ratos.
Tiempo, ¿Qué haré con el mío?
¿Lo aprovechare? ¿Lo echare a perder?
Tiempo, se que solo uno tengo
El que Dios me a prestado
Y hoy pensando en mi tiempo
He decidido firmemente
vivirlo para Dios
Junto a vos.

¿QUE QUIERES?

¿Qué quiero mi Jesús?.......Quiero quererte,
quiero cuanto hay en mi , del todo darte
sin tener más placer que el agradarte,
sin tener más temor que el ofenderte.

Quiero olvidarlo todo y conocerte,
quiero dejarlo todo por buscarte,
quiero perderlo todo por hallarte,
quiero ignorarlo todo por saberte.

Quiero, amable Jesús, abismarme
en ese dulce hueco de tu herida,
y en sus divinas llamas abrasarme.

Quiero por fín, en Ti transfigurarme,
morir a mí, para vivir Tu vida,
perderme en Ti, Jesús, y no encontrarme.

Calderón de la Barca (1600-1681)

PON TU MANO EN EL CORZAON

Pon tu mano en tu corazón.
Siente el latir segundo a segundo,
incesante, con fuerza, lleno de vida

Tan frágil e importante que sin el no vivirías,
tan importante que no existirías sin el.

Cada latido es una muestra del amor de Dios,
cada minuto son 70 milagros que te muestran
de lo importante que eres para Dios.
Cada latir es un respiro que Dios pone en tu vida.

Cuando creas que Dios no se acuerda de tí,
cuando sientas que a nadie le importas,
cuando no sepas quien eres.
Pon tu mano en tu corazón y al sentirlo constante y vivo
te darás cuenta de que siempre hay alguien
que se preocupa por tí y para quien eres
muy importante... Jesús.

Dios está contigo en cada latir... no lo olvides:
Si tu corazón late... es porque Jesús te tiene en cuenta
y nos dió todo su amor.

martes, 15 de julio de 2008

LOS QUE RESISTEN

Lectura: Isaías 30:8-17
Porque este es un pueblo rebelde, hijos falsos, hijos que no quieren escuchar la instrucción del Señor. --Isaías 30:9.
"¡No tengo por qué escucharte!" Esa es una oración que a los padres no les gusta escuchar de sus hijos adolescentes. Significa que han decidido no obedecer a sus padres. Por lo general se dice cuando se está enojado y se olvida pronto.
Sin embargo, a veces un adolescente podría decidir convertir esa actitud en un estilo de vida. Cuando eso sucede, las cosas son difíciles para la familia completa. La negativa de un hijo a obedecer la autoridad crea una confusión constante en el hogar y acaba con el gozo de la vida.
El adolescente se rebela abiertamente pensando que va a ser más feliz si resiste la autoridad. Pero en vez de eso, en realidad puede llegar a sentirse desgraciado.
El profeta Isaías habló de algunos que resisten: gente rebelde y mentirosa que rehusaba escuchar lo que Dios estaba diciendo (30:8-17). Y en efecto, le dijeron: "Ya hemos oído bastante. No tenemos que escucharte." Su corazón resistente los puso en contra de la verdad de Dios.
La rebeldía no está limitada a los adolescentes ni a la gente de la época de Isaías. A veces nosotros también resistimos. Leemos la Palabra de Dios y decidimos que es muy restrictiva. O percibimos que Dios quiere que hagamos algo y huimos de ello. Eso sólo conduce a la desgracia. Pero si obedecemos la Palabra de Dios vamos a disfrutar de Su paz en nuestros corazones.
LA OBEDIENCIA ES EL CAMINO AL GOZO.