domingo, 8 de junio de 2008

Oh Señor, haz de mí un instrumento de tu paz; donde hay odio, haz que yo lleve el amor;
donde hay rencor, haz que yo lleve el perdón;
donde hay discordia, haz que yo lleve la unión;
donde hay duda, haz que yo lleve la fe;
donde hay error, haz que yo lleve la verdad;
donde hay desesperación, haz que yo lleve la esperanza;
donde hay tristeza, haz que yo lleve la alegría;
donde hay tinieblas, haz que yo lleve la luz.

Oh Maestro, haz que no busque tanto
el ser consolado, como el consolar;
el ser comprendido, como el comprender;
el ser amado, como el amar.
Porque es dando, como se recibe;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a Vida Eterna.

PASEMOS ALOTRO LADO

“ Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: pasemos al otro lado .”
Marcos 4.35
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Entre las tantas historias que los Evangelios relatan de Jesús, hay una que me es personalmente muy significativa; se trata de cuando el Señor calma la tempestad. Ciertamente un día en la vida de Jesús, durante su permanencia acá en la tierra no debió haber sido muy reposado ni para Él, ni para sus discípulos, pero al finalizar un buen día de aquellos, el Maestro montándose en una barca dice: “ pasemos al otro lado ”.
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Podemos usar nuestra imaginación para revivir en cierta manera la escena, hasta donde la Palabra nos lo permite, y de esa manera me imagino a los discípulos de Jesús cansados, anhelando sentarse a solas con su Maestro, disfrutando tal vez de un merecido buen pedazo de pan fresco y algo de pescado, mientras deleitan sus oídos con las ensenanzas de su Señor, y sin embargo en lugar de todo eso, el Señor dice “ pasemos al otro lado ”. Muchos de los que seguían a Jesús, seguramente se miraron entre ellos, pero apesar de las condiciones, posiblemente no muy favorables para un viaje en barca, como lo eran el cansancio, la oscuridad, el viento que iniciaba a soplar amenazante, era el Señor quien había hablado.
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Lo que ocurrió a continuación es bastante conocido, se desató una gran tormenta y la barca se anegaba, mientras que el autor de la aventura “dormía plácidamente” en la popa de la barca. Puedo imaginarme aún a los discípulos afanados luchando contra los vientos y tratando se sacar el agua de la barca, hasta que fueron donde el Señor estaba y le despertaron diciéndole: Señor, no tienes cuidado que perecemos?!. Posiblemente se hubiese podido leer entre líneas algo así como “!Señor, fuiste tú el de la idea de pasar al otro lado y te quedas acá durmiendo, por lo menos álzate y ayúdanos a sacar agua de la barca, para que no muramos!”. El Maestro se levanta, calma los vientos y la tempestad y reprende a sus discípulos, por la su falta de fe.
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El Señor muchas veces me ha dicho, “ Rocco, pasemos al otro lado ”, sé que con usted también lo ha hecho; “ hijo mío, es hora de cambiar, de ir a otro lugar, de subir otro nivel en tu vida de cristiano ” y puede ser que las condiciones no parezcan ser las mas favorables y puede ser que en medio del camino se desate una terrible tormenta y peor aún, puede ser que en medio de todo, el Señor se acueste a dormir en la popa de nuestra zozobrante barca. ¡Qué situación desesperante! Pero, cómo puede ser posible que se nos olvide ¿Quién es el que va con nosotros en la barca?, es el Dios Todopoderoso. Recuerda que si Él te dijo “ pasemos al otro lado ” no lo hizo en singular, no te dijo “ pasa al otro lado ” dijo PASEMOS .
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Él va conmigo en mi barca, Él va contigo en tu barca, la barca no se hundirá jamás. Aunque parezca que duerme, El Señor se está mojando con la misma agua que parece anegarnos sin remedio, y aunque las condiciones parezcan ser las más contrarias, la barca ?no se hundirá jamás! Porque Él va con nosotros en ella y no permitirá que eso suceda.
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Gracias, mi Señor…. no le temo ni a los vientos ni a la tormenta porque tú vas conmigo en esta barca y llegaremos juntos al otro lado, tal y como tú me lo has prometido .

INQUILINO DEL TUNEL

Lectura: Colosenses 1:1-14
Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado. --Colosenses 1:13.
Durante 16 años, John Kovacs fue un «inquilino del túnel». Junto con unos cuantos más, John vivió bajo tierra en un túnel de trenes abandonado en la ciudad de Nueva York. Cuando la compañía Amtrak compró el túnel y lo preparó para abrirlo de nuevo, John se vio obligado a buscar un lugar donde vivir encima de la tierra.
Según el periódico The New York Times, el señor Kovacs llegó a ser la primera persona escogida para un programa nuevo diseñado para «transformar a los desamparados en propietarios». Después de pasar una tercera parte de su vida en el túnel de un ferrocarril, dejó su existencia bajo tierra para convertirse en un agricultor orgánico en la parte superior del estado de Nueva York. A este hombre lo citaron diciendo: «El aire va a ser mejor allá arriba. No voy a extrañar nada. No vuelvo aquí.»
Si pudiéramos vernos como nos ve el Señor nos daríamos cuenta de que todo hijo de Dios ha tenido una experiencia similar. Nosotros también hemos sido escogidos para dejar una existencia oscura y asquerosa a cambio de la dignidad de nueva vida y una nueva obra. Si pudiéramos ver nuestra vida anterior tan claramente como vio John Kovacs la suya, nosotros también sabríamos que no hay nada que valga la pena en la oscuridad, ni razón para regresar.
Señor, ayúdanos a recordar lo necesitados que estábamos cuando Tú nos encontraste. Perdónanos por querer a veces regresar al túnel.
LOS HIJOS DE LA LUZ NO SE SIENTEN CÓMODOS EN LA OSCURIDAD.

sábado, 7 de junio de 2008

EL FUGITIVO

Se cuenta el caso de un hombre que cometió un terrible crimen, asesinando por celos, en una fiesta de bodas al propio desposado.
Después de cometido el crimen tomando su caballo huyó, gracias a la oscuridad de la noche, del castillo donde se había celebrado la fiesta, corriendo por los caminos de Escocia.
Después de galopar toda la noche dando vueltas y revueltas y cuando creía hallarse muchísimos kilómetros del lugar, al despuntar el alba, se encontró a las puertas del mismo castillo donde había cometido su terrible fechoría, siendo detenido para recibir su castigo.
Así es con el pecador que trata de huir de Dios. Después de todos los esfuerzos para evitar la justicia del Todopoderoso se encontrará irremisiblemente en sus manos.
____________________________________________________________________ ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.Salmo 139:7-12

DIOS, MI GLORIA

Lectura: Salmo 3
Mas tú, Señor, eres escudo en derredor mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza. --Salmo 3:3.
¿Es Dios tu gloria? (Salmo 3:3). La palabra gloria es la traducción de una palabra hebrea que significa «peso» o «significado».
Algunas personas miden su valía por la belleza, la inteligencia, el dinero, el poder o el prestigio. Pero David, quien escribió el Salmo 3, halló su seguridad y su valía en Dios. Dijo que muchos se pusieron en su contra. Escuchó sus crueles voces y se sintió tentado a creerles, a ceder al desaliento y la depresión. No obstante, él consolaba y fortalecía su corazón con estas palabras: «Mas tú, Señor, eres escudo en derredor mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza» (v.3).
¡Qué diferencia darse cuenta de eso! Él tenía a Dios y sus enemigos no. Así que podía levantar la cabeza con confianza.
Los versículos como el Salmo 3:3 pueden dar paz a tu corazón incluso en medio de una tormenta de problemas. Dios es tu escudo y tu libertador. A su tiempo, Él va a lidiar con tus adversarios.
Mientras tanto, cuéntale a Dios todos tus problemas. Déjalo que sea tu gloria. No tienes que defenderte. Pídele que sea tu escudo, que proteja tu corazón con su amor y cuidado. Luego, igual que David, puedes descansar y dormir en paz, aunque haya diez miles en tu contra (vv.5-6). --
NADIE ESTÁ MÁS SEGURO QUE AQUEL QUE ESTÁ EN MANOS DE DIOS.

viernes, 6 de junio de 2008

¿SABES COMO CAZAN AL MONO EN AFRICA?

¿Sabes cómo cazan al mono en africa? Tienen una manera muy ingeniosa.
Atan bien fuerte al árbol una bolsa de piel con arroz, la comida favorita del mono.
En la bolsa hay un agujero de tamaño tal que por allí pueda pasar justamente la mano del mono, pero una vez lleno el puño de arroz, no pueda sacarla de nuevo.. ¡Pobre mono! va al árbol, mete la mano en la bolsa y la llena con la exquisita comida.
Sí, pero… no puede sacar el puño a menos. En ese momento sale del escondrijo el cazador; el pobre mono grita, salta, se debate… en vano.
El cazador lo apresa. Y sin embargo, el tonto mono no hubiera tenido más que abrir la mano y soltar el botín, y estaba a salvo.
¡Ah, sí! Pero prefiere el cautiverio, prefiere la muerte, antes que desprenderse del botín.
Cuidado, hijo, que no te aprisione también a ti el amor ávido por las cosas materiales y te arrastren a sus cárceles las negras pasiones.
Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”

ELIMINA LAS BARRERAS

Lectura: 1 Corintios 10:16-22
. . . todos sois uno en Cristo Jesús. --Gálatas 3:28.
Una misionera de Calcuta dijo que había sido profundamente influenciada por un culto de Santa Cena al que asistió durante la Segunda Guerra Mundial. El líder de aquella reunión era un ministro sueco. Entre los presentes había un pastor chino, un maestro japonés, un médico alemán, varios ciudadanos ingleses y unos cuantos creyentes de la India.
La misionera recordaba haber sentido cierta cercanía con cada una de las personas que había en aquella diversa reunión, sobre todo cuando participaron del pan y de la copa. Sintieron un vínculo de comunión cristiana, a pesar de que algunos de ellos eran de países que estaban involucrados en una guerra brutal.
La próxima vez que celebres la Cena del Señor, piensa en tu unidad con todos los que están participando en el servicio contigo. Decide ver más allá de toda distinción cultural y hacer lo que puedas para eliminar las barreras que haya entre tú y los demás.
Sé misericordioso con aquellos que te han hecho mal. Dí a Dios que los perdonas y que los aceptas. Decide que con Su ayuda, vas a mostrar amabilidad a todo el mundo, lo desees o no. Mira a la gente que te rodea como miembros del cuerpo de Cristo.
Este tipo de unidad enriquecerá tu vida y mejorará la influencia de tu Iglesia en el mundo.
CUANDO LOS CRISTIANOS SE ACERCAN A CRISTO TAMBIÉN SE ACERCAN LOS UNOS A LOS OTROS.