domingo, 1 de junio de 2008

JESUS NAZARENO REY DE LOS JUDIOS

Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía:
JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS.
Juan 19:19

Uno de los momentos más significativos de mi vida fue cuando el Rector de la universidad donde había cursado mis estudios mencionó mi nombre para que subiera a recibir mi título; también recuerdo bien que una de las primeras cosas que hice al abrir el pergamino fue revisar que mi nombre estuviese bien escrito?
Hoy revivo en mi mente esos momentos y no puedo evitar sonreír. En verdad fue un gran día. Sin embargo estoy completamente seguro que llegará el momento en que la persona más grande e importante de todo el Universo dirá mi nombre, el cual leerá escrito en Su libro de la vida; mi nombre, sencillamente eso? sin títulos, sin grados, sin meritos por los que yo haya luchado,? sólo por Su Gracia saldrá escrito allí y ese, sin duda será el día mas glorioso de toda mi existencia!
Pero mientras vivamos en esta tierra estaremos siempre marcados por diferentes títulos, y sé que para mis padres seré el hijo, para algunos el amigo, para mis hermanos, el hermano, para otros el veterinario, etc., pero lo que más deseo ser es un hijo de Dios.
En estos últimos meses he estado recibiendo algunas enseñazas del Señor que quisiera compartir con ustedes y es acerca de lo que sin duda es lo más difícil en la vida de un cristiano. El negarse a sí mismo. Estaba seguro de saber muy bien la teoría en este tema, pero Dios me ha estado enseñando que me faltaban aún algunas ¿prácticas de laboratorio?.
La Biblia dice que un día Jesús le preguntó a sus discípulos que quién decía la gente que era él y bueno, recibió una gran gama de respuestas. Más adelante en la vida de Jesús la gente pudo ver en realidad quien era él; su glorioso título se podía leer claramente en varios idiomas, en un lugar muy alto, a la vista de todos quienes entraban en la ciudad. Su título se encontraba sobre la cruz donde también él estaba siendo crucificado, pero fue allí donde quienes no estaban muy seguros de quien era ese personaje se dieron cuenta de la verdad: que ese despojo humano que yacía sobre esa sucia y ensangrentada cruz era precisamente Jesús, el Rey de los judíos, en otras palabras el Mesías anunciado, el salvador de la humanidad, el hijo de Dios.
Dios me mostraba por este pasaje lo que significó la cruz para Jesús, la negación total de sí mismo, para salvar a toda la humanidad. Me enseñaba también el Señor que la cruz es una cosa muy pesada para cargar y que precisamente, si llevamos nuestra cruz adonde quiera que vamos, esta nos va a pesar muchísimo, porque la cruz no es un instrumento para cargar sobre nuestras espaldas, sino para morir en ella.
Qué ejemplo tan hermoso nos dió nuestro Señor! Sufriendo la vergüenza de estar desnudo, con los brazos abiertos y clavados como señal evidente de vulnerabilidad, en un lugar alto a la vista de todos, obedeciendo a su Padre por encima de todas las cosas y pudiendo bajarse de la cruz con Su poder, no lo hizo, por amor a nosotros? allí murió, con su título de Rey sobre su cabeza coronada con espinas.
Cuantas veces sin darme cuenta he reclamado mi vida para mi? Cuantas veces le he dicho al Señor que las cosas que esta haciendo con mi vida no son precisamente las que me gustarían! Y sin embargo se me olvida a ratos que yo un día le entregué mi vida y que ésta ya no me pertenece?
Se que no es sencillo mi querido amigo, negarse a sí mismo es muy difícil, pero es allí sobre nuestra cruz, muriendo a nosotros mismos que nuestro título de hijos de Dios aparece a la vista de todos, desnudos y humillados tal vez? pero obedeciendo a Dios, vulnerables y heridos, puede ser, pero haciendo la voluntad del Padre? una cosa es segura, tal y como pudo haber hecho Jesús podemos dejar a un lado todo y bajarnos de la cruz, pero te imaginas que consecuencias desastrosas para la humanidad si Jesús hubiera hecho caso a las voces de los pasantes que le decian: ?¿si eres verdaderamente el Hijo de Dios, bájate de la cruz?
Querido hermano la voz que tu y yo debemos oír es ?si eres verdaderamente un hijo de Dios, quédate en esa cruz? Él conoce lo que se siente pues estuvo allí también y cuando hayamos obedecido la voz del Padre hasta que llegue Su tiempo, Él, que levantó de los muertos a Jesús nos levantará a nosotros también, para Su Gloria y Honra y habremos ganado nuestra batalla obedeciendo a Dios y lo que antes parecía una derrota ?se convertirá en gloria y bendición!

GENTE QUE DIOS PUEDE USAR

Lectura: 1 Timoteo 6:17-19
. . . que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir. --1 Timoteo 6:18.
El evangelista Franklin Graham escribió: «Si queremos llegar a ser el tipo de gente que Dios puede usar en cualquier momento y lugar, debemos ofrecernos a nosotros mismos, nuestros hogares, nuestras cocinas y nuestras salas como puestos de avanzada para el reino de Dios». La gente que practica estas palabras responde al desafío de Pablo cuando dijo: «. . . que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir» (1 Timoteo 6:18).
Hace años, nuestra familia percibió que Dios estaba desafiándonos de la misma forma. Puesto que creíamos que Él deseaba tener un mayor acceso a nuestras vidas, posesiones y tiempo, le dijimos Sí en actitud de oración.
Al poco tiempo encontramos una persona adicta a las drogas y le abrimos las puertas de nuestro hogar. Varias familias más se unieron para ayudar a otros que necesitaban acudir a Cristo y salir de las drogas. A la larga establecimos un centro cristiano de rehabilitación, ministerio que sigue operando hasta el día de hoy. Para equiparnos para ese ministerio, Dios usó nuestras propias experiencias dolorosas. Nuestros problemas nos ayudaron a identificarnos con los demás y nos permitieron guiarlos a depender de Jesús para salvación y para cada necesidad diaria.
Dios también quiere usarte a ti, tus posesiones e incluso tu dolor para equiparte para una vida que sea rica en dar y compartir. ¿Le has dicho que Sí?
PARA SANAR LAS HERIDAS DE LOS DEMÁS SE NECESITA LA COMPASIÓN.

sábado, 31 de mayo de 2008

ESTOY AQUI SIEMPRE CONTIGO

¿Me necesitas? Estoy aquí contigo.
No puedes verme, sin embargo soy la luz que te permite ver
No puedes oírme, sin embargo hablo a través de tu voz.
No puedes sentirme, sin embargo soy el poder que trabaja en tus manos.
Estoy trabajando en ti, aunque desconozcas Mis senderos.
Estoy trabajando, aunque no reconozcas Mis obras.
No soy una visión extraña. No soy un misterio.
Sólo en silencio absoluto, más allá del "yo" que aparentas ser puedes conocerme, y entonces sólo como un sentimiento y como Fe.
Todavía estoy aquí contigo, Todavía te oigo.
Todavía te contesto
.Aunque me niegues, estoy contigo.
En los momentos en que más sola crees encontrarte, Yo estoy contigo.
Aún en tus temores, estoy contigo.
Aún en tu dolor, estoy contigo.
Estoy contigo cuando oras y cuando no oras.
Estoy en ti y tu estas en Mí.
Sólo en tu mente puedes sentirte separada de Mí, pues sólo en tu mente están las brumas de "lo tuyo" y "lo mío".
Sin embargo tan solo con tu mente puedes conocerme y sentirme.
Vacía tu corazón de temores ignorantes.
Cuando quites el "yo" de en medio, estoy contigo.
De ti misma no puedes hacer nada, pero Yo todo lo puedo.
Yo estoy en todo.
Aunque no puedas ver bien, el bien está allí, pues Yo estoy allí.
Sólo en Mí el mundo tiene significado; sólo de Mí toma el mundo forma;
Sólo por Mí el mundo sigue adelante
Soy la ley en la cual descansa el movimiento de las estrellas y el crecimiento de toda célula viva.
Soy el amor que es el cumplimiento de la ley.Soy seguridad, Soy pazSoy unificación, Soy la ley por la cual vives.
Soy el amor en el que puedes confiar.
Soy tu seguridad.Soy tu paz,
Soy uno contigo, YO SOY.
Aunque falles en encontrarme, Yo nunca dejo de encontrarte.
Aunque tu fe en Mi es insegura.
Mi fe en ti nunca flaqueaPorque te conozco, porque te amo.
Mi bien amada, estoy aquí, contigo.

TODAVIA ES PERTINENTE

Lectura: Salmo 19:7-11
Pues habéis nacido de nuevo . . . mediante la palabra de Dios que vive y permanece. --1 Pedro 1:23.
Se estima que cada año se publican unos 300.000 libros nuevos en todo el mundo. ¡Qué torrente de impresiones! Sin embargo, hay un volumen que se destaca por encima de todos los demás: la Biblia.
¿Cómo explicamos el atractivo de este antiguo libro? La respuesta es sencilla. Es la Palabra de Dios, dada en lenguaje humano, y nos habla acerca de nuestro Creador y sus propósitos para el mundo. Pero también nos da la más precisa comprensión de la perpleja naturaleza de la humanidad y por qué nos comportamos como lo hacemos.
Robert Coles, profesor de la Universidad de Harvard, ha entrevistado a cientos de personas en muchas sociedades distintas. Cuando se le preguntó qué ha aprendido de su investigación sobre la naturaleza humana, el doctor Coles señaló a la Biblia que tenía en su escritorio y dijo: «Nada de lo que he descubierto en la constitución de la naturaleza humana contradice de ninguna forma lo que he aprendido de los profetas hebreos. . . y de Jesús y las vidas que Él tocó.»
Los escritos de otros y nuestra propia experiencia nos pueden enseñar mucho acerca de por qué nos comportamos como lo hacemos. Pero sólo la Biblia nos dice que nuestro corazón pecaminoso es el meollo del problema, y que podemos ser cambiados desde adentro si confiamos en Jesús.
Sí, la Biblia todavía es pertinente. ¿Está creciendo tu amor por este antiguo libro?
LA BIBLIA ES UN ESPEJO QUE NOS DEJA VERNOS A NOSOTROS MISMOS TAL COMO DIOS NOS VE.

viernes, 30 de mayo de 2008

COMPROMETIDA A SERVIR

Lectura: Rut 1:1-18
. . . adonde tú vayas, iré yo. . . . Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. --Rut 1:16.
Las palabras más conocidas de Rut se escuchan con más frecuencia en las bodas, a pesar de que fueron dichas por una afligida viuda joven a Noemí, su suegra. Rut dijo: «Adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios» (Rut 1:16).
Rut no tenía ninguna responsabilidad legal ni cultural con Noemí, quien también era viuda y no tenía medios para mantenerse. Nadie hubiera culpado a Rut por quedarse con su propio pueblo en Moab adonde las oportunidades de volverse a casar eran mayores.
Noemí incluso apremió a Rut para que se quedara, pero Rut estaba decidida a ir con ella a Judá y a seguir a su Dios. La abnegada devoción de Rut fue considerada digna de alabanza. Booz, el futuro esposo de Rut, le dijo: «Todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu esposo me ha sido informado en detalle . . . que el Señor recompense tu obra» (2:11-12).
Las promesas que se hacen en una boda están llenas de esperanza y significado, pero las palabras de Rut han sobrevivido a través de los siglos debido a su inmutable compromiso con Dios y con una persona en necesidad. Ella nos señala el valor que tiene un sacrificio de amor hecho para el Señor, y Sus ricas bendiciones para todos los que se entregan abnegadamente a los demás.
UNA VIDA LLENA DE AMOR AL SE"OR Y A LOS DEMÁS ES UNA VIDA QUE LLENA.

jueves, 29 de mayo de 2008

EL DIA EN QUE JESUS GUARDO SILENCIO

Aún no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño. Solo recuerdo que ya era tarde y estabá en mi sofá preferido con un buen libro en la mano. El cansancio me fue venciendo y empecé a cabecear…
En algún lugar entre la semi-inconsciencia y los sueños, me encontré en aquel inmenso salón, no tenía nada en especial salvo una pared llena de tarjeteros, como los que tienen las grandes bibliotecas. Los ficheros iban del suelo al techo y parecía interminable en ambas direcciones.
Tenían diferentes rótulos. Al acercarme, me llamó la atención un cajón titulado: “Muchachas que me hangustado”. Lo abrí descuidadamente y empece a pasar las fichas. Tuve que detenerme por la impresión, había reconocido el nombre de cada una de ellas: ¡se trataba de las muchachas que a mí me habían gustado!
Sin que nadie me lo dijera, empecé a sospechar de donde me encontraba. Este inmenso salón, con sus interminables ficheros, era un crudo catálogo de toda mi existencia.
Estaban escritas las acciones de cada momento de mi vida, pequeños y grandes detalles, momentos que mi memoria había ya olvidado.
Un sentimiento de expectación y curiosidad, acompañado de intriga, empezó a recorrerme mientras abría los ficheros al azar para explorar su contenido.
Algunos me trajeron alegría y momentos dulces; otros, por el contrario, un sentimiento de vergüenza y culpa tan intensos que tuve que volverme para ver si alguien me observaba.
El archivo “Amigos” estaba al lado de “Amigos que traicioné” y “Amigos que abandoné cuando más me necesitaban”.
Los títulos iban de lo mundano a lo ridículo. “Libros que he leído”, “Mentiras que he dicho”, “Consuelo que he dado”, “Chistes que conté”, otros títulos eran: “Asuntos por los que he peleado con mis hermanos”, “Cosas hechas cuando estaba molesto”, “Murmuraciones cuando mamá me reprendía de niño”, “Videos que he visto”…
No dejaba de sorprenderme de los títulos.En algunos ficheros habían muchas mas tarjetas de las que esperaba y otras veces menos de lo que yo pensaba.Estaba atónito del volumen de información de mi vida que había acumulado.
¿Sería posible que hubiera tenido el tiempo de escribir cada una de esas millones de tarjetas? Pero cada tarjeta confirmaba la verdad. Cada una escrita con mi letra, cada una llevaba mi firma.
Cuando vi el archivo “Canciones que he escuchado” quedé atónito al descubrir que tenía más de tres cuadras de profundidad y, ni aun así, vi su fin. Me sentí avergonzado, no por la calidad de la música, sino por la gran cantidad de tiempo que demostraba haber perdido.
Cuando llegué al archivo: “Pensamientos lujuriosos” un escalofrío recorrió mi cuerpo. Solo abrí el cajón unos centímetros.. Me avergonzaría conocer su tamaño. Saqué una ficha al azar y me conmoví por su contenido. Me sentí asqueado al constatar que “ese” momento, escondido en la oscuridad, había quedado registrado… No necesitaba ver más…
Un instinto animal afloró en mí. Un pensamiento dominaba mi mente: Nadie debe de ver estas tarjetas jamás. Nadie debe entrar jamás a este salón..¡Tengo que destruirlo!.
En un frenesí insano arranqué un cajón, tenía que vaciar y quemar su contenido. Pero descubrí que no podía siquiera desglosar una sola del cajón. Me desesperé y trate de tirar con mas fuerza, sólo para descubrir que eran mas duras que el acero cuando intentaba arrancarlas.
Vencido y completamente indefenso, devolví el cajón a su lugar.Apoyando micabeza al interminable archivo, testigo invensible de mis miserias, y empecé a llorar. En eso, el título de un cajón pareció aliviar en algo mi situación:
“Personas a las que les he compartido del amor de Jesús”. La manija brillaba, al abrirlo encontré menos de 10 tarjetas. Las lagrimas volvieron a brotar de mis ojos. Lloraba tan profundo que no podía respirar. Caí de rodillas al suelo llorando amargamente de vergüenza. Un nuevo pensamiento cruzaba mi mente: nadie deberá entrar a este salón, necesito encontrar la llave y cerrarlo para siempre.
Y mientras me limpiaba las lagrimas, lo vi. ¡Oh no!, ¡por favor no!, ¡El no!, ¡cualquiera menos Jesús!. Impotente vi como Jesús abría los cajones y leía cada una de mis fichas. No soportaría ver su reacción. En ese momento no deseaba encontrarme con su mirada.
Intuitivamente Jesús se acercó a los peores archivos. ¿Por qué tiene que leerlos todos? Con tristeza en sus ojos, buscó mi mirada y yo bajé la cabeza de vergüenza, me llevé las manos al rostro y empecé a llorar de nuevo. El, se acerco, puso sus manos en mis hombros.
Pudo haber dicho muchas cosas. Pero el no dijo una sola palabra. Allí estaba junto a mí, en silencio. Era el día en que Jesús guardó silencio… y lloró conmigo.
Volvió a los archivadores y, desde un lado del salón, empezó a abrirlos, uno por uno, y en cada tarjeta firmaba su nombre sobre el mío. ¡No!, le grité corriendo hacia El.
Lo único que atiné a decir fue solo ¡no!, ¡no!, ¡no! cuando le arrebaté la ficha de su mano. Su nombre no tenía por que estar en esas fichas. No eran sus culpas, ¡eran las mías! Pero allí estaban, escritas en un rojo vivo. Su nombre cubrió el mío, escrito con su propia sangre. Tomó la ficha de mi mano, me miró con una sonrisa triste y siguió firmando las tarjetas.
No entiendo como lo hizo tan rápido. Al siguiente instante lo vi cerrar el último archivo y venir a mi lado. Me miró con ternura a los ojos y me dijo:
Consumado es, está terminado, yo he cargado con tu vergüenza y culpa.
En eso salimos juntos del Salón… Salón que aún permanece abierto…. Porque todavía faltán más tarjetas que escribir…
Aún no se si fue un sueño, una visión, o una realidad… Pero, de lo que si estoy convencido, es que la próxima vez que Jesús vuelva a ese salón, encontrará más fichas de que alegrarse, menos tiempo perdido y menos fichas vanas y vergonzosas.
Romanos 10:13-15 (Nueva Versión Internacional)
13 porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.14 Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?15 ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: ¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!

ARREPENTIMIENTO Y REGOCIJO

Lectura: Salmo 51
La Biblia En Un Año:
Daniel 7-9
Abandone el impío su camino . . . y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión. . . . --Isaías 55:7.

Una mujer cristiana preguntó a otro creyente cómo estaba. Con una amplia sonrisa contestó: «¡Arrepintiéndome y regocijándome, hermana!»
Creo que este hombre andaba en un espíritu de arrepentimiento: confesando a diario y volviéndose de sus pecados, al tiempo que se regocijaba en el perdón de Dios.
Puesto que el arrepentimiento honesto implica tristeza, podemos olvidar que el arrepentimiento conduce al regocijo. Cuando nos arrepentimos por primera vez y nos hacemos creyentes experimentamos un gran gozo. Pero si luego optamos por vivir con pecado no confesado, ese gozo se pierde.
David creía que su gozo podía restaurarse. Después de derrramar su oración de arrepentimiento a Dios hizo esta humilde súplica: «Restitúyeme el gozo de tu salvación» (Salmo 51:12). Cuando David se volvió al Señor recuperó su sentido de propósito: «Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti» (v.13). Por medio de su fe en un Dios perdonador y misericordioso, David comenzó a regocijarse de nuevo en su salvación (vv.14-15).
¿Pierdes a veces el gozo de tu salvación por no lidiar con tus pecados? Si los confiesas, Dios te perdonará (1 Juan 1:9). Él restaurará tu gozo y te ayudará a vencer el pecado que te atormenta. Eso es lo que significa ser un cristiano que «se arrepiente y se regocija».
LA CONVICCIÓN NOS PONE TRISTES. LA CONFESIÓN NOS DA ALEGRÍA.