sábado, 10 de mayo de 2008
CUIDADO CON EL PERRO
Al entrar a una pequeña tienda, el extraño notó un anuncio en la puerta de vidrio que decía “PELIGRO, CUIDADO CON EL PERRO”
Adentro, vio un indefenso perro viejo dormido en el piso cerca de la caja registradora. Y le preguntó al dueño de la tienda “Es este el perro con que la gente se supone deben tener cuidado?”
“Sí,” Contestó el propietario, “Ese es.”
El hombre no pudo quedarse sin sonreír. “Este ciertamente no se ve como un perro muy peligroso desde mi punto de vista,” se rió. “Por qué decidió usted poner ese anuncio?
“Porque”, contestó el dueño, “antes de que pusiera el anuncio, la gente seguido se tropezaba con él.”
Muchas veces no vemos los detalles en la vida que por parecer insignificantes simplemente los ignoramos, pero su poder para hacernos tropezar es inmenso..¡
Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo (1ª Jn. 4: 4).
Santiago 1:12 Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.
2 Corintios 12:9Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Adentro, vio un indefenso perro viejo dormido en el piso cerca de la caja registradora. Y le preguntó al dueño de la tienda “Es este el perro con que la gente se supone deben tener cuidado?”
“Sí,” Contestó el propietario, “Ese es.”
El hombre no pudo quedarse sin sonreír. “Este ciertamente no se ve como un perro muy peligroso desde mi punto de vista,” se rió. “Por qué decidió usted poner ese anuncio?
“Porque”, contestó el dueño, “antes de que pusiera el anuncio, la gente seguido se tropezaba con él.”
Muchas veces no vemos los detalles en la vida que por parecer insignificantes simplemente los ignoramos, pero su poder para hacernos tropezar es inmenso..¡
Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo (1ª Jn. 4: 4).
Santiago 1:12 Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.
2 Corintios 12:9Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
EL CORAZON DIVIDIDO
Lectura: Oseas 7:8-12
Enséñame, oh Señor, tu camino; andaré en tu verdad; unifica mi corazón para que tema tu nombre. --Salmo 86:11.
Los israelitas de los días de Oseas estaban tratando de adorar tanto a los ídolos paganos como al Dios vivo y verdadero. Así que el profeta Oseas usó tres pintorescas figuras del lenguaje para describir sus corazones divididos.
Primero, eran como tortas no volteadas, no les sabían bien ni a Dios ni a los paganos (7:8). Segundo, eran como un hombre orgulloso que no puede ver las señales de su vejez. No eran conscientes de su decadencia espiritual (vv.9-10). Tercero, eran como una paloma incauta que vuela de una nación pagana a otra en una búsqueda vana de ayuda (v.11).
Hoy, los cristianos a menudo somos afligidos con el mismo síndrome del corazón dividido. Creemos en Jesús, pero nos mostramos renuentes a entregarle por completo cada área de nuestra vida. Vamos a la iglesia, pero no queremos poner en práctica nuestra fe todos los días si eso nos priva de tener éxito o placeres mundanos. Sin embargo, un corazón dividido da como resultado algunas consecuencias graves. Primero, no agradamos a Dios ni atraemos a Cristo a los que no son cristianos. Segundo, puede que se necesite una crisis que nos muestre nuestra verdadera decadencia espiritual. Y tercero, vivimos vidas no realizadas, a pesar de que vamos de un placer mundano a otro.
Oremos cada día: «Enséñame, oh Señor, tu camino; andaré en tu verdad; unifica mi corazón para que tema tu nombre» (Salmo 86:11).
Enséñame, oh Señor, tu camino; andaré en tu verdad; unifica mi corazón para que tema tu nombre. --Salmo 86:11.
Los israelitas de los días de Oseas estaban tratando de adorar tanto a los ídolos paganos como al Dios vivo y verdadero. Así que el profeta Oseas usó tres pintorescas figuras del lenguaje para describir sus corazones divididos.
Primero, eran como tortas no volteadas, no les sabían bien ni a Dios ni a los paganos (7:8). Segundo, eran como un hombre orgulloso que no puede ver las señales de su vejez. No eran conscientes de su decadencia espiritual (vv.9-10). Tercero, eran como una paloma incauta que vuela de una nación pagana a otra en una búsqueda vana de ayuda (v.11).
Hoy, los cristianos a menudo somos afligidos con el mismo síndrome del corazón dividido. Creemos en Jesús, pero nos mostramos renuentes a entregarle por completo cada área de nuestra vida. Vamos a la iglesia, pero no queremos poner en práctica nuestra fe todos los días si eso nos priva de tener éxito o placeres mundanos. Sin embargo, un corazón dividido da como resultado algunas consecuencias graves. Primero, no agradamos a Dios ni atraemos a Cristo a los que no son cristianos. Segundo, puede que se necesite una crisis que nos muestre nuestra verdadera decadencia espiritual. Y tercero, vivimos vidas no realizadas, a pesar de que vamos de un placer mundano a otro.
Oremos cada día: «Enséñame, oh Señor, tu camino; andaré en tu verdad; unifica mi corazón para que tema tu nombre» (Salmo 86:11).
UN CORAZÓN DIVIDIDO MULTIPLICA NUESTROS PROBLEMAS.
viernes, 9 de mayo de 2008
MUESTRA DE FE
Una noche yo había trabajado mucho ayudando a una madre en su parto; pero a pesar de todo lo que hicimos, murió dejándonos un bebé prematuro y una hija de dos ańos. Nos iba a resultar difícil mantener el bebé con vida porque no teníamos incubadora (Ą no había electricidad para hacerla funcionar!), ni facilidades especiales para alimentarlo.
Aunque vivíamos en el ecuador africano, las noches frecuentemente eran frías y con vientos traicioneros.
Una estudiante de partera fue a buscar una cuna que teníamos para tales bebés, y la manta de lana con la que lo arroparíamos. Otra fue a llenar la bolsa de agua caliente.
Volvió enseguida diciéndome irritada que al llenar la bolsa, había reventado. La goma se deteriora fácilmente en el clima tropical.
"Ąy era la ultima bolsaquenos quedaba!", exclamó, y no hay farmacias en los senderos del bosque.""Muy bien", dije, "pongan al bebé lo más cerca posible del fuego y duerman entre él y el viento para protegerlo de éste. Su trabajo es mantener al bebé abrigado".
Al mediodía siguiente, como hago muchas veces, fui a orar con los nińos del orfanato que se querían reunir conmigo. Les hice a los nińos varias sugerencias de motivos para orar y les conté del bebé prematuro. Les dije el problema que teníamos para mantenerlo abrigado y les mencioné que se había roto la bolsa de agua caliente y el bebé se podía morir fácilmente si tomaba frío. También les dije que su hermanita de dos ańos estaba llorando porque su mamá había muerto.
Durante el tiempo de oración, Ruth, una nińa de 10 ańos oró con la acostumbrada seguridad consciente de los nińos africanos:
"Por favor Dios", oró, "mándanos una bolsa de agua caliente. Mańana no servirá porque el bebé ya estará muerto. Por eso, Dios, mándala esta tarde."
Mientras yo contenía el aliento por la audacia de su oración la nińa agregó:"Y mientras te encargas de ello, podrías mandar una muńeca para la pequeńa, y así pueda ver que tu le amas realmente?"
Frecuentemente las oraciones de los chicos me ponen en evidencia. Podría decir honestamente "Amén" a esa oración? No creía que Dios pudiese hacerlo. Sí, claro, sé que El puede hacer cualquier cosa. Pero hay límites, no? y yo tenía algunos grandes "peros".
La única forma en la que Dios podía contestar esta oración en particular, era enviándome un paquete de mi tierra natal. Había ya estado en África casi cuatro ańos y nunca jamás recibí un paquete de mi casa. De todas maneras, si alguien llegara a mandar alguno, quién iba a poner una bolsa de agua caliente?
A media tarde cuando estaba enseńando en la escuela de enfermeras, me avisaron que había llegado un auto en la puerta de mi casa. Cuando llegó el auto ya se había ido, pero en la puerta había un enorme paquete de once kilos. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Por supuesto no iba a abrir el paquete yo sola, así que invité a los chicos del orfanato a que juntos lo abriéramos. La emoción iba en aumento. Treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en la gran caja.
Había vendas para los pacientes del leprosario y los chicos parecían estar un poco aburridos. Luego saqué una caja con pasas de uvas variadas, lo que serviría para hacer una buena tanda de panecitos el fin de semana. Volví a meter la mano y sentí... sería posible? La agarré y la saqué... Ą siera una bolsa de agua caliente nueva!
Lloré... Yo no le había pedido a Dios que mandase una bolsa de agua caliente, ni siquiera creía que El podía hacerlo. Ruth estaba sentada en la primera fila, y se abalanzó gritando:"Si Dios mandó la bolsa, también tuvo que mandar la muńeca!"
Escarbé el fondo de la caja y saqué una hermosa muńequita. A Ruth le brillaban los ojos.
Ella nunca había dudado Me miró y dijo:"Puedo ir contigo a entregarle la muńeca a la nińita para que sepa que Dios la ama en verdad?"
Ese paquete había estado en camino por cinco meses. La había preparado mi antigua escuela dominical, cuya maestra había escuchado y obedecido la voz de Dios que la impulsó a mandarme la bolsa de agua caliente, a pesar de estar en el ecuador africano. Y una de las nińas había puesto una muńequita para alguna nińita africana cinco meses antes en respuesta a la oración de fe de una nińa de diez ańos que la había pedido para esa misma tarde.
Esto nos habla de la fuerza que tiene la oración que se hace con fe y confianza.
Y tú, tienes esa confianza?... Tienes esa actitud cuando oras?
Aunque vivíamos en el ecuador africano, las noches frecuentemente eran frías y con vientos traicioneros.
Una estudiante de partera fue a buscar una cuna que teníamos para tales bebés, y la manta de lana con la que lo arroparíamos. Otra fue a llenar la bolsa de agua caliente.
Volvió enseguida diciéndome irritada que al llenar la bolsa, había reventado. La goma se deteriora fácilmente en el clima tropical.
"Ąy era la ultima bolsaquenos quedaba!", exclamó, y no hay farmacias en los senderos del bosque.""Muy bien", dije, "pongan al bebé lo más cerca posible del fuego y duerman entre él y el viento para protegerlo de éste. Su trabajo es mantener al bebé abrigado".
Al mediodía siguiente, como hago muchas veces, fui a orar con los nińos del orfanato que se querían reunir conmigo. Les hice a los nińos varias sugerencias de motivos para orar y les conté del bebé prematuro. Les dije el problema que teníamos para mantenerlo abrigado y les mencioné que se había roto la bolsa de agua caliente y el bebé se podía morir fácilmente si tomaba frío. También les dije que su hermanita de dos ańos estaba llorando porque su mamá había muerto.
Durante el tiempo de oración, Ruth, una nińa de 10 ańos oró con la acostumbrada seguridad consciente de los nińos africanos:
"Por favor Dios", oró, "mándanos una bolsa de agua caliente. Mańana no servirá porque el bebé ya estará muerto. Por eso, Dios, mándala esta tarde."
Mientras yo contenía el aliento por la audacia de su oración la nińa agregó:"Y mientras te encargas de ello, podrías mandar una muńeca para la pequeńa, y así pueda ver que tu le amas realmente?"
Frecuentemente las oraciones de los chicos me ponen en evidencia. Podría decir honestamente "Amén" a esa oración? No creía que Dios pudiese hacerlo. Sí, claro, sé que El puede hacer cualquier cosa. Pero hay límites, no? y yo tenía algunos grandes "peros".
La única forma en la que Dios podía contestar esta oración en particular, era enviándome un paquete de mi tierra natal. Había ya estado en África casi cuatro ańos y nunca jamás recibí un paquete de mi casa. De todas maneras, si alguien llegara a mandar alguno, quién iba a poner una bolsa de agua caliente?
A media tarde cuando estaba enseńando en la escuela de enfermeras, me avisaron que había llegado un auto en la puerta de mi casa. Cuando llegó el auto ya se había ido, pero en la puerta había un enorme paquete de once kilos. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Por supuesto no iba a abrir el paquete yo sola, así que invité a los chicos del orfanato a que juntos lo abriéramos. La emoción iba en aumento. Treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en la gran caja.
Había vendas para los pacientes del leprosario y los chicos parecían estar un poco aburridos. Luego saqué una caja con pasas de uvas variadas, lo que serviría para hacer una buena tanda de panecitos el fin de semana. Volví a meter la mano y sentí... sería posible? La agarré y la saqué... Ą siera una bolsa de agua caliente nueva!
Lloré... Yo no le había pedido a Dios que mandase una bolsa de agua caliente, ni siquiera creía que El podía hacerlo. Ruth estaba sentada en la primera fila, y se abalanzó gritando:"Si Dios mandó la bolsa, también tuvo que mandar la muńeca!"
Escarbé el fondo de la caja y saqué una hermosa muńequita. A Ruth le brillaban los ojos.
Ella nunca había dudado Me miró y dijo:"Puedo ir contigo a entregarle la muńeca a la nińita para que sepa que Dios la ama en verdad?"
Ese paquete había estado en camino por cinco meses. La había preparado mi antigua escuela dominical, cuya maestra había escuchado y obedecido la voz de Dios que la impulsó a mandarme la bolsa de agua caliente, a pesar de estar en el ecuador africano. Y una de las nińas había puesto una muńequita para alguna nińita africana cinco meses antes en respuesta a la oración de fe de una nińa de diez ańos que la había pedido para esa misma tarde.
Esto nos habla de la fuerza que tiene la oración que se hace con fe y confianza.
Y tú, tienes esa confianza?... Tienes esa actitud cuando oras?
JESUS ES MAYOR
Lectura: Lucas 11:14-23
. . . mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. --1 Juan 4:4.
Las comunidades chinas del sudeste de Asia y algunas villas en la China celebran el Festival de los Fantasmas, el cual dura todo un mes. Se cree que durante este tiempo, los espíritus de los muertos regresan a la tierra a vagar entre los vivos. Así que la gente quema incienso y dinero falso, prepara fiestas y hace obras de teatro en las calles, todo para mantener a los espíritus contentos.
Puesto que me crié en Singapur, me enseñaron desde niño a temer a esos fantasmas. Un año me dio fiebre durante el festival, y me dijeron que probablemente me había tropezado con algunos de ellos y los ofendí.
Ahora que sé lo que la Biblia dice del poder de Jesús sobre el verdadero mundo de los espíritus de Satanás y sus demonios, he sido liberado de mis antiguos temores. Puesto que he puesto mi fe en Cristo como mi Señor y Salvador, me doy cuenta de que no necesito tratar de apaciguar ni pelear con los espíritus malignos por mí mismo.
Jesús mostró su poder sobre el mundo de los espíritus cuando echó fuera demonios (Lucas 11:14-23). Cuando murió en la cruz por nosotros y se levantó de la tumba, triunfó sobre Satanás y selló su destino (Colosenses 2:15; Apocalipsis 20:10). La Biblia asegura a los seguidores de Cristo: «Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4).
No tenemos que temer al diablo ni a sus demonios. Nuestro Señor Jesucristo es mayor.
. . . mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. --1 Juan 4:4.
Las comunidades chinas del sudeste de Asia y algunas villas en la China celebran el Festival de los Fantasmas, el cual dura todo un mes. Se cree que durante este tiempo, los espíritus de los muertos regresan a la tierra a vagar entre los vivos. Así que la gente quema incienso y dinero falso, prepara fiestas y hace obras de teatro en las calles, todo para mantener a los espíritus contentos.
Puesto que me crié en Singapur, me enseñaron desde niño a temer a esos fantasmas. Un año me dio fiebre durante el festival, y me dijeron que probablemente me había tropezado con algunos de ellos y los ofendí.
Ahora que sé lo que la Biblia dice del poder de Jesús sobre el verdadero mundo de los espíritus de Satanás y sus demonios, he sido liberado de mis antiguos temores. Puesto que he puesto mi fe en Cristo como mi Señor y Salvador, me doy cuenta de que no necesito tratar de apaciguar ni pelear con los espíritus malignos por mí mismo.
Jesús mostró su poder sobre el mundo de los espíritus cuando echó fuera demonios (Lucas 11:14-23). Cuando murió en la cruz por nosotros y se levantó de la tumba, triunfó sobre Satanás y selló su destino (Colosenses 2:15; Apocalipsis 20:10). La Biblia asegura a los seguidores de Cristo: «Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4).
No tenemos que temer al diablo ni a sus demonios. Nuestro Señor Jesucristo es mayor.
EL PODER DE SATANÁS NO SE PUEDE COMPARAR CON EL PODER DE CRISTO.
jueves, 8 de mayo de 2008
NO ESTACIONARSE
Un ministro estacionó su automóvil en una zona donde estaba prohibido hacerlo en medio de una gran ciudad y colocó el siguiente mensaje en el parabrisas:
-He dado diez vueltas a esta cuadra. Tengo una cita que cumplir. Perdona nuestras ofensas.
Cuando regresó a su automóvil, encontró esta respuesta escrita en su nota, junto con una boleta de infracción:
- Yo llevo diez años dándole vueltas a esta cuadra. Si no le impongo una multa, pierdo mi trabajo. No nos dejes caer en la tentación.
Lucas 11:4
Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos á todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del malo.
-He dado diez vueltas a esta cuadra. Tengo una cita que cumplir. Perdona nuestras ofensas.
Cuando regresó a su automóvil, encontró esta respuesta escrita en su nota, junto con una boleta de infracción:
- Yo llevo diez años dándole vueltas a esta cuadra. Si no le impongo una multa, pierdo mi trabajo. No nos dejes caer en la tentación.
Lucas 11:4
Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos á todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del malo.
UN RAYO DE ESPERANZA
Lectura: 1 Tesalonicenses 4:13-18
Pero no queremos . . . que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como . . . los demás que no tienen esperanza. --1 Tesalonicenses 4:13.
Iba a ser un verano emocionante para nuestra familia. Habíamos planificado muchas actividades, incluyendo un viaje a la Florida para ayudar a nuestra hija Julie a empezar su carrera de maestra.
Pero en lugar de eso, el verano del 2002 empezó con una tragedia. Cuando Melissa, nuestra hija adolescente, murió en un accidente de automóvil el último día de clases, nuestro verano de esperanza se convirtió en una pesadilla.
De inmediato empecé a orar para que la pérdida de nuestra brillante, atlética y amistosa hija causara un impacto positivo en los adolescentes, primero entre sus amigos y luego de otras maneras más amplias.
Hacia el final del verano hicimos el viaje a la Florida para ayudar a Julie a empezar su nueva vida, a pesar de lo tristes que estábamos. Cuando empezó a dar clases, Julie nunca olvidó el deseo de que la vida de Melissa cambiara la vida de otras personas. Habló a sus alumnos de su hermana y de la fe de ella.
Un día, una estudiante conversó con Julie después de clases. «Tengo miedo --dijo-- porque no soy cristiana como lo era Melissa.» Julie entonces la llevó a la fe en Jesucristo. Me imagino a Melissa regocijándose desde el cielo.
El verano del 2002 no fue como lo planeamos, pero damos gracias por ver algún fruto de una vida bien vivida. Aun en nuestra tristeza, Dios nos dio un rayo de esperanza.
Pero no queremos . . . que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como . . . los demás que no tienen esperanza. --1 Tesalonicenses 4:13.
Iba a ser un verano emocionante para nuestra familia. Habíamos planificado muchas actividades, incluyendo un viaje a la Florida para ayudar a nuestra hija Julie a empezar su carrera de maestra.
Pero en lugar de eso, el verano del 2002 empezó con una tragedia. Cuando Melissa, nuestra hija adolescente, murió en un accidente de automóvil el último día de clases, nuestro verano de esperanza se convirtió en una pesadilla.
De inmediato empecé a orar para que la pérdida de nuestra brillante, atlética y amistosa hija causara un impacto positivo en los adolescentes, primero entre sus amigos y luego de otras maneras más amplias.
Hacia el final del verano hicimos el viaje a la Florida para ayudar a Julie a empezar su nueva vida, a pesar de lo tristes que estábamos. Cuando empezó a dar clases, Julie nunca olvidó el deseo de que la vida de Melissa cambiara la vida de otras personas. Habló a sus alumnos de su hermana y de la fe de ella.
Un día, una estudiante conversó con Julie después de clases. «Tengo miedo --dijo-- porque no soy cristiana como lo era Melissa.» Julie entonces la llevó a la fe en Jesucristo. Me imagino a Melissa regocijándose desde el cielo.
El verano del 2002 no fue como lo planeamos, pero damos gracias por ver algún fruto de una vida bien vivida. Aun en nuestra tristeza, Dios nos dio un rayo de esperanza.
HASTA EN LA HORA MÁS OSCURA DE LA VIDA, LOS CRISTIANOS TIENEN LA MÁS BRILLANTE ESPERANZA.
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