jueves, 17 de abril de 2008

LAS CARAS

Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada.Cierto día,un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera.Al terminar de subir las escaleras se topó con una puerta semi-abierta; lentamente se adentró en el cuarto.Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían 1000 perritos más observándolo tan fíjamente como él los observaba a ellos.El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco.Los 1000 perritos hicieron lo mismo.Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos.El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él! Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando:-¡Qué lugar tan agradable. Voy a venir más seguido a visitarlo!

Tiempo después, otro perro callejero entró al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto.Pero a diferencia del primero, este perro al ver a los otros 1000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva.Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vió como los 1000 perritos le gruñían a él.Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 perritos le ladraron también.Cuando salió del cuarto pensó:-¡Qué lugar tan horrible es éste. Nunca más volveré a entrar allí!

Ya afuera tornó la cabeza y vió en el frente de dicha casa, un viejo letrero que decía:"La casa de los 1000 espejos".

"No somos responsables de la cara que tenemos, somos responsables de la cara que ponemos."

TRES ÁRBOLES SUEÑAN

Érase una vez, en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles amigos que soñaban en grande sobre lo que el futuro deparaba para ellos.

El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo: "Yo quiero guardar tesoros. Quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo seré el baúl de tesoros mas hermoso del mundo".

El segundo arbolito observó un pequeño arroyo en sus camino hacia el mar y dijo: "Yo quiero viajar a través de mares inmensos y llevar a reyes poderosos sobre mi. Yo seré el barco mas importante del mundo".

El tercer arbolito miró hacia el valle y vio a hombres agobiados de tantos infortunios, fruto de sus pecados y dijo: "Yo no quiero jamas dejar la cima de la montaña. Quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se detenga a mirarme, levantarán su mirada al cielo y pensaran en Dios. Yo seré el árbol mas alto del mundo".

Los años pasaron. Llovió, brilló el sol y los pequeños árboles se convirtieron en majestuosos cedros. Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña. El primer leñador miró al primer árbol y dijo: "¡Qué árbol tan hermoso!", y con la arremetida de su brillante hacha el primer árbol cayó. "Ahora me deberán convertir en un baúl hermoso, voy a contener tesoros maravillosos", dijo el primer árbol.

Otro leñador miró al segundo árbol y dijo: "¡Este árbol es muy fuerte, es perfecto para mi!". Y con la arremetida de su brillante hacha, el segundo árbol cayó. "Ahora deberé navegar mares inmensos", pensó el segundo árbol, "Deberé ser el barco mas importante para los reyes mas poderosos de la tierra".

El tercer árbol sintió su corazón hundirse de pena cuando el último leñador se fijó en el. El árbol se paró derecho y alto, apuntando al cielo. Pero el leñador ni siquiera miró hacia arriba, y dijo: "¡Cualquier árbol me servirá para lo que busco!". Y con la arremetida de su brillante hacha, el tercer árbol cayó.

El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó al taller, pero pronto vino la tristeza. El carpintero lo convirtió en una mero pesebre para alimentar las bestias. Aquel árbol hermoso no fue cubierto con oro, ni contuvo piedras preciosas. Fue solo usado para poner el pasto.

El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero. Pero no estaba junto al mar sino a un lago. No habían por allí reyes sino pobres pescadores. En lugar de convertirse en el gran barco de sus sueños, hicieron de el una simple barcaza de pesca, demasiado chica y débil para navegar en el océano. Allí quedó en el lago con los pobres pescadores que nada de importancia tienen para la historia..

Pasó el tiempo y una noche, brilló sobre el primer árbol la luz de una estrella dorada. Una joven puso a su hijo recién nacido en aquel humilde pesebre. "Yo quisiera haberle construido una hermosa cuna", le dijo su esposo... La madre le apretó la mano y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba al niño que apacible dormía sobre la paja y la tosca madera del pesebre. "El pesebre es hermoso" dijo la madre y, de repente, el primer árbol comprendió que contenía el tesoro mas grande del mundo.

Pasaron los años y una tarde, un gentil maestro de un pueblo vecino subió con unos pocos seguidores a bordo de la vieja barca de pesca. El maestro, agotado, se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente sobre el lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta se abatió sobre ellos. El segundo árbol se llenó de temor pues las olas eran demasiado fuertes para la pobre barca en que se había convertido. A pesar de sus mejores esfuerzos, le faltaban las fuerzas para llevar a sus tripulantes seguros a la orilla. ¡Naufragaba!. ¡que gran pena, pues no servía ni para un lago!. Se sentía un verdadero fracaso. Así pensaba cuando el maestro, sereno, se levanta y, alzando su mano dio una orden: "calma". Al instante, la tormenta le obedece y da lugar a un remanso de paz. De repente el segundo árbol supo que llevaba a bordo al rey del cielo, tierra y mares.

El tercer árbol fue convertido en sendos leños y por muchos años fueron olvidados como escombros en un oscuro almacén militar. ¡Qué triste yacía en aquella penuria inútil, qué lejos le parecía su sueño de juventud!

De repente un viernes en la mañana, unos hombres violentos tomaron bruscamente esos maderos. El tercer árbol se horrorizó al ser forzado sobre las espaldas de un inocente que había sido golpeado sin misericordia. Aquel pobre reo lo cargó, doloroso, por las calles ante la mirada de todos. Al fin llegaron a una loma fuera de la ciudad y allí le clavaron manos y pies. Quedo colgado sobre los maderos del tercer árbol y, sin quejarse, solo rezaba a su Padre mientras su sangre se derramaba sobre los maderos. el tercer árbol se sintió avergonzado, pues no solo se sentía un fracasado, se sentía además cómplice de aquél crimen ignominioso. Se sentía tan vil como aquellos blasfemos ante la víctima levantada.

Pero el domingo en la mañana, cuando al brillar el sol, la tierra se estremeció bajo sus maderas, el tercer árbol comprendió que algo muy grande había ocurrido. De repente todo había cambiado. Sus leños bañados en sangre ahora refulgían como el sol. ¡Se llenó de felicidad y supo que era el árbol mas valioso que había existido o existirá jamás pues aquel hombre era el rey de reyes y se valió de el para salvar al mundo!

La cruz era trono de gloria para el rey victorioso. Cada vez que la gente piense en él recordarán que la vida tiene sentido, que son amados, que el amor triunfa sobre el mal. Por todo el mundo y por todos los tiempos millares de árboles lo imitarán, convirtiéndose en cruces que colgarán en el lugar mas digno de iglesias y hogares. Así todos pensarán en el amor de Dios y, de una manera misteriosa, llegó a hacerse su sueño realidad. El tercer árbol se convirtió en el mas alto del mundo, y al mirarlo todos pensarán Dios.

LA VISITA DEL SEÑOR JESÚS

basado en un cuento de León Tolstoi
Martín Avedeitch era un zapatero remendón ruso ya anciano.

Una noche después del trabajo se puso a leer su Biblia, y pensó: «¿Que haría si se presentara el Señor en mi casa?» Quedó dormido con estos pensamientos hasta que le despertó una voz:

—Martín, Martín. Mañana vendré.

Al día siguiente el buen zapatero estaba inquieto porque esperaba la visita del Señor. A través del ventanuco que daba a la calle vio los pies del anciano Stepanich que paleaba la nieve. Martín golpeó la ventana con los dedos y lo hizo entrar para que se calentara y bebiera un poco de té.

—Gracias Martín Avedeitch —dijo el anciano cuando marchaba—. Me has dado alimento y confortación al cuerpo y al alma.

Era ya mediodía cuando dio comida y ropa a una forastera desaliñada que llevaba a su bebé en brazos. La pobre mujer rompió a llorar cuando aquel anciano al que no conocía de nada le ofreció también su propio capote y unas monedas.
—El Señor te bendiga, buen hombre, —musitó sollozando al abandonar la pequeña estancia.

Era ya tarde entrada y el Señor Jesús no había venido. Martín vio cómo un niño harapiento robaba a una anciana una manzana de su cesto. Ésta le había agarrado y le tiraba de los pelos.

—Déjalo, abuela. No lo hará más —intervino Martín

La anciana lo soltó.

—¡Pide perdón a la abuela! Y no lo hagas más. Te vi robar la manzana.

El niño rompió a llorar y pidió perdón.

—Así me gusta. —Martín tomó una manzana del cesto y se lo dio al muchacho.

—Aquí tienes una manzana. Yo te pagaré, abuela.

—Merecía que lo azotaran para que se acordara toda una semana —contestó la anciana.

—Abuela, abuela. Eso es lo que queremos nosotros. No lo que quiere Dios. Si debemos azotarlo por robar una manzana... ¿qué mereceremos nosotros por nuestros pecados?
Y el niño se ofreció ayudarla a llevar el saco porque iba por el mismo camino. Y marcharon juntos, el niño con el fardo de manzanas y ella apoyada en su hombro. Martín regresó a su zapatería y terminó el trabajo del día, y al volver a abrir su Biblia creyó oír rumor de pasos en el oscuro rincón. Escuchó una voz al oído.

—Martín, Martín... ¿No me conoces? —Y del rincón salió Stepanich que le sonrió y se disipó como una nube.

—Soy yo —repitió la voz—. Y de la oscuridad, surgió la mujer con el niño que también se desvaneció en las sombras.

—Soy yo —volvió a oír— y vio a la anciana y al niño con sus manzanas que sonreían y desaparecían.

Y Martín comprendió que el Salvador le había visitado tres veces ese día.

Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."

Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"

Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."
Mateo 25, 34-40

MANNY MONTES (EL INMORTAL)

LA TIENDA DEL CIELO

Me causo curiosidad y me acerqué. La puerta estaba abierta, bueno realmente se abrió poco a poco, lentamente y cuando me di cuenta ya estaba adentro. Vi muchos ángeles parados por todas partes, uno de ellos me entregó una cesta y me dijo: "Ten, compra con cuidado todo lo que necesites y lo que no puedas ahora te lo llevaras después, eso si solo puedes comprar para ti"

Comencé a caminar por esta enorme y bella tienda y lo primero que compré fue Paciencia y Amor, estaban en la misma fila y mas abajo en el mismo pasillo encontré Comprensión... Pues eso se necesita muy seguido. Encontré el Triunfo, al lado de la Perseverancia y no dude en tomar dos kilos de cada una.

La Humildad estaba en la parte de arriba del estante y eché una caja en mi cesta, pues la podría utilizar después del triunfo. También compré dos bolsas de Fe, que venía junto con la Oración. Más adelante encontré la caja de Disculpa, bellamente diseñada y eché en mi cesta dos cajas.

Al doblar el pasillo me pare a comprar Fuerza y Coraje, para utilizarlo sin duda en la carretera de la vida. En el ultimo pasillo vi la Serenidad, el Valor y la Sabiduría. Los tres por el precio de uno y tenían estas instrucciones: "Utilizar la serenidad para aceptar las cosas que no se pueden cambiar, el valor para cambiar las que se puedan y la sabiduría para distinguir la diferencia..." ¿Cómo iba a dejar pasar esa oferta? La Paz y la Felicidad, las daban gratis con la compra de los demás artículos.

Llegue a la caja y también me atendió un ángel y le pregunte: "¿Cuanto le debo?. El me sonrió y me contesto: "Lleva tu cesta donde quiera que vayas". De nuevo le pregunte "Si... pero, ¿cuanto le debo?. El otra vez me contesto sonriendo: "No te preocupes Jesús ya pagó tu deuda hace mucho tiempo".
NOTA: Quiero que sepas que puedo darte la dirección de esta tienda, y si vas no te arrepentirás ya que tendrás el gusto de conocer a aquel que pagó tu deuda, quien te ama y dio la vida por ti.

P.D: Léelo cada vez que necesites comprar algunos de los elementos que venden en esta tienda.

HOY.. RECORDARE QUE SOY UNA VASIJA DE MISERICORDIA


.“ Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria” Rom 9:22,23
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El maestro estaba buscando una vasija para usar. En el estante había muchas- Cuál escogería?. Llévame, gritó la dorada. “Soy brillante, tengo un gran valor y todo lo que hago, lo hago bien; mi belleza y mi brillo sobrepasa al resto y para alguien como tú, Maestro, el oro sería lo mejor”.
.El maestro pasó sin pronunciar palabra; él vio una plateada, angosta y alta; “ Yo te sirvo amado Maestro, vertería tu vino y estaría en tu mesa cada vez que comieras; mis líneas son agraciadas y mis esculturas son originales, y la plata te alabaría para siempre”.
.Sin prestar atención el Maestro camino hacia la de bronce, era superficial, con una boca ancha y brillaba como un espejo: “ Aquí.. Aquí” grito la vasija. “Se que te seré útil, colócame en tu mesa donde todos me vean”. “Mírame” gritó una copa de cristal muy limpia. “Mi transparencia muestra mi contenido claramente, soy frágil y te serviré con orgullo y se con seguridad que seré feliz de morar en tu casa”.
.Vino el maestro seguidamente hacia la vasija de madera, sólidamente pulida y tallada: “Me puedes usar Maestro amado, pero úsame para las frutas dulces y no para el insípido pan” Luego el Maestro miró hacia abajo y fijó sus ojos en una vasija de barro, vacía, quebrantada y destruida, ninguna esperanza tenía la vasija de que el Maestro la pudiera escoger para depurarla y volverla a formar, para llenarla y usarla.
.Ah, esta es la vasija que he deseado encontrar, la restauraré y la usaré, la haré toda mía”. “No necesito la vasija que se enorgullezca de si misma, ni la que se luzca en el estante, ni la de boca ancha, ruidosa y superficial, ni la que demuestre su contenido con orgullo, ni la que piensa que todo lo puede hacer correctamente, pero si esta sencilla llena de mi fuerza y de mi poder” Cuidadosamente el Maestro levantó la vasija de barro; la restauró y purificó y la llenó en ese día, Le habló tiernamente diciéndole: “Tienes mucho que hacer solamente viértete en otros como yo me he vertido en ti”.
.Y mientras leía y meditaba en estas palabras recordé que soy simplemente una vasija que por misericordia Dios me ha llenado. Hoy, por lo tanto o debo olvidar que sigo siendo la vasija de misericordia para que el orgullo no se eleve por encima de mi corazón y termine perdiendo fácilmente lo que por misericordia he recibido. “ Señor. Para mostrar tu amor y tu misericordia, un día tomaste mi vida quebrantada, inútil, destruida y tristemente deshecha, pero en tus manos toda mi existencia cambio.
.Hoy soy lo que soy, solo por misericordia. Ayúdame en este día a no creerme la vasija de cristal, de oro o de plata, mas recordar en mi diario caminar que soy simplemente una vasija quebrantada, más en tus manos restaurada.
.Amen

EN CALIDAD DE PRESTAMO

Lectura: Salmo 89:5-12
A los ricos . . . enséñales que . . . pongan su esperanza en . . . Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. --1 Timoteo 6:17.
Estoy rodeado a diario de cosas que no me pertenecen, y sin embargo, las llamo mías. Por ejemplo, me refiero a la computadora que estoy usando como «mi Mac». Hablo de «mi oficina», «mi escritorio» y «mi teléfono». Pero ninguno de esos equipos me pertenece. Son míos para que los use, pero no para que me quede con ellos. Cuando los Ministerios RBC «me los dieron», ambos sabíamos lo que significaba: era un préstamo.
Este tipo de situación no es única de las relaciones entre patronos y empleados. Esto sucede con todos nosotros y con las cosas que llamamos nuestras. Cuando hablamos de nuestra familia, nuestra casa o nuestro auto, estamos hablando de personas y cosas que Dios nos ha permitido disfrutar mientras estamos aquí en la tierra, pero que en realidad le pertenecen a Él. Nota la alabanza del salmista a Dios: «Tuyos son los cielos, tuya también la tierra» (Salmo 89:11).
Entender quién en realidad es el dueño de todo lo que poseemos debería cambiar nuestra manera de pensar. Así como soy consciente de que RBC me deja usar su equipo para ayudarme a hacer mi trabajo más eficientemente, así debemos ser conscientes de que todo lo que tenemos nos es dado para servir al Señor.
Nuestro tiempo, talento y posesiones son todos un préstamos de Dios para que podamos hacer Su obra eficazmente.
TODO LO QUE POSEEMOS EN REALIDAD ES UN PRÉSTAMO. . . DE DIOS.