sábado, 29 de marzo de 2008

LA OFERTA DEL REY

Lectura: Mateo 21:1-11
Y las multitudes que iban delante de Él . . . gritaban, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!. . . --Mateo 21:9.
Muchas veces me he preguntado cuántas de esas personas que el Domingo de Ramos gritaron con entusiasmo «¡Hosanna!», también gritaron «¡Crucifícale! Crucifícale!» unos días después. Algunos pueden haberse sentido profundamente decepcionados, incluso enojados, porque Cristo no usó su poder milagroso para establecer un reino terrenal. ¿No había creado Él una oportunidad de oro para obtener apoyo popular desfilando en Jerusalén y ofreciéndose a Sí mismo como Rey?
Muchos judíos no reconocieron que antes de que Jesús afirmara abiertamente su soberanía tenía que reinar en sus corazones. Su mayor necesidad no era liberarse del dominio del César, sino de las cadenas del orgullo, la justicia propia y la rebeldía contra Dios. Ellos querían el reino visible profetizado en el Antiguo Testamento con todos sus beneficios materiales. Pero el Mesías primero tenía que morir por los pecados de la humanidad y resucitar para establecer las bases de un domino espiritual.
El problema es el mismo hoy. Cristo no nos ofrece inmunidad a las dificultades de la vida, cura para todas las enfermedades, ni la promesa del éxito económico. Lo que el Rey ofreció entonces es lo que ofrece hoy: a Sí mismo como sacrificio por nuestros pecados, y un desafío para servirle. Si aceptamos su oferta no quedaremos decepcionados.
PONER A CRISTO EN PRIMER LUGAR DA UNA SATISFACCIÓN DURADERA.

viernes, 28 de marzo de 2008

CONTINUA CAVANDO

El médico escocés A. J. Cronin (1896-1981) se vio obligado a ausentarse de su práctica de la medicina por razones de salud. Entonces decidió escribir una novela. Pero cuando iba por la mitad, se descorazonó y tiró el manuscrito en el bote de la basura..
Totalmente decepcionado, Cronin se encontraba caminando por las tierras montañosas de Escocia y vio a un hombre cavando en un pantano tratando de sacarle el agua para usarlo como pasto. Cuando Cronin conversó con él, el hombre dijo: «Mi padre cavó en este pantano y nunca consiguió hacer pasto. Pero mi padre sabía, y yo lo sé también, que es sólo cavando que se consigue hacer pasto. Así que sigo cavando.».Sintiéndose reprendido y motivado de nuevo, Cronin fue a su casa, sacó su manuscrito de la basura, y lo terminó. De esa novela, Hatter’’s Castle [El castillo de Hatter], se vendieron tres millones de ejemplares. Cronin abandonó la práctica de la medicina y se convirtió en un escritor mundialmente famoso..A veces, tú y yo podríamos sentirnos atrapados por circunstancias que exigen paciencia y persistencia. ¿Estamos dispuestos a seguir cavando cualquier «pantano» que Dios nos haya asignado?.El libro de Hebreos nos dice que tenemos «necesidad de paciencia» (10:36), y que debemos correr «con paciencia la carrera que tenemos por delante» (12:1). ¿Cómo? «Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe» (v.2). Con Cristo como ejemplo, ¡sigamos cavando!

CRUZ Y CORONA

Lectura: Juan 3:13-21
. . . así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna. --Juan 3:14-15.
En abril del 2002, junto con otros miles de personas en Londres, desfilé para ver el ataúd de la reina madre de Inglaterra cuando su cuerpo fue expuesto a la vista pública. En el silencio apagado de Westminster Hall, me impresionó ver la magnífica corona que descansaba encima del ataúd, y la cruz que colocaron cerca, símbolos de su vida y su fe. Habíamos ido a presentar nuestro respeto a una miembro muy querida de la familia real. Pero aquella noche, fue muy evidente para mí que la cruz del Señor Jesucristo importa mucho más que cualquier corona.
Para todos los que confían en Cristo, la cruz simboliza nuestra esperanza tanto en la vida como en la muerte. Cualquiera que sea la posición de poder que heredemos o alcancemos, ninguna de ellas nos seguirá más allá de la tumba. Sin embargo, Cristo es el dador de la vida abundante ahora y para siempre.
Antes de su muerte en la cruz Jesús dijo: «Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna» (Juan 3:14-15).
La cruz habla de perdón y de paz con Dios. Señala los méritos de Cristo y no los nuestros. Cuando pasemos por el portal de la muerte debemos dejar de lado nuestras «coronas terrenales». Nuestra única esperanza es aferrarnos a nuestro Salvador, el cual murió para que nosotros pudiéramos tener vida eterna. LA CRUZ DEL CALVARIO ES EL ÚNICO PUENTE A LA VIDA ETERNA.

jueves, 27 de marzo de 2008

ALEX CAMPOS - EL SONIDO DEL SILENCIO

PÀZ EN LA TORMENTA

HOY SERE TRANSFORMADO POR SU ESPPIRITU


“Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre” I Sam10:6
No puedo decir que este es otro día igual que los demás. No puedo decir que seguiré siendo el mismo de cada día sin ninguna sombra de cambio en mi existencia. No puedo decir que no hay esperanzas, porque cada día es una oportunidad no solo para vivir, si no para cambiar. No es un cambio humanista enraizado en los propósitos humanos de buena voluntad. Es un cambio que descansa en el Señor en el poder de su Espíritu. Porque Dios existe es que hay oportunidades para volver a empezar y empezar con los ojos puestos en el autor y consumador de nuestra fe.
Cuando Saúl fue escogido por Dios como Rey de Israel, el profeta de Dios el día que lo ungió dijo estas solemnes y prometedores palabras: “Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder y profetizaras con ellos, y serás mudado en otro hombre” .
Que solemnes palabras. La promesa de que el Espíritu del Señor vendría sobre el con poder. Esta promesa para nosotros variaría un poco, porque ya el Espíritu de Dios ha vendido y mora en nosotros, pero si sigue siendo el Espíritu de poder.
La persona del Espíritu no solo mora en mi y tiene el mismo poder , pero ese Espíritu puede cambiarnos y esta cambiándonos día a día.
No tenemos porque seguir siendo los mismos. Lo que necesitamos es dejarnos moldear por el Espíritu de poder y se transformados así de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor.
Hoy me dejaré moldear por el Espíritu y seré cambiado según el plan y propósito divino. Enfrentaré la vida consciente de quien soy y seré nueva criatura. Las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas.
Padre celestial. Lleno de gracia y amor, cuan grande eres tu. Digno de ser grandemente alabado. Tu me hiciste y me has comprado con la preciosa sangre de tu hijo. Hoy te alabo por quien tú eres y por tu gran misericordia.
Hoy se que tu amor, bondad, ternura y cariño me renovará en este día. Espíritu Santo, tú que moras en mi, ilumíname y fortaléceme en mi camino. Transfórmame según el puro afecto de tu voluntad. Haz de mi corazón, un corazón cada día nuevo.
Permite hoy que mi sonrisa, las palabras sinceras y mis hechos puedan tocar a alguien sufriente y ese toque sea la puerta de entrada para que tu Espíritu Santo los renueves a ellos. En el nombre de Jesús. Amen.

¡¡ EL MURIO POR MI !!

Lectura: Isaías 53
. si el Rey de Israel es; que baje ahora de la cruz, y creeremos en Él. --Mateo 27:42.
William y Mary Tanner estaban cruzando los rieles del ferrocarril cuando sucedió. El pie de Mary resbaló y se encajó entre el riel y el cruce para peatones de madera. Ella trató frenéticamente de sacar el pie al tiempo que empezó a escuchar el ruido de un tren que se aproximaba. Sólo quedaban segundos, pues el expreso venía a toda prisa hacia ella por una curva. Will Tanner le haló el pie desesperadamente tratando de liberarla.
Cuando el tren se acercó más, y el silbido sonó a todo volumen, y los frenos chirriaron, Will la tomó en sus brazos. Mientras la gente se estremecía horrorizada, el tren les pasó por encima. Un testigo dijo que justo antes de que la máquina los golpeara escuchó al valiente hombre gritar: «¡Me voy a quedar contigo Mary!» ¡Ese sí que es un gran amor!
Esta historia me recuerda a nuestro Salvador, el cual nos amó con un amor que puede salvarnos (Juan 3:16). La muerte se precipitó sobre Él mientras pendía en la cruz y asumió la pena completa que nosotros merecíamos. Escuchó a personas gritarle que se salvara a Sí mismo y que bajara de la cruz (Mateo 27:40). Pero para salvar a los demás, Cristo optó por no salvarse a Sí mismo (v.42).
Con amor divino y sacrificatorio, Jesús rehusó salvar su propia vida. Murió para poder perdonar nuestros pecados. Nuestro Salvador se quedó en la cruz: por ti y por mí.
NO FUERON LOS CLAVOS LO QUE RETUVIERON A CRISTO EN LA CRUZ, SINO SU AMOR POR NOSOTROS.